No sé cómo desglosar los minutos de la vida que estoy
viviendo. Hay más penumbras que luces y no lo vi venir. (Quizá sí y no quise
verlo).
Un constante llanto contenido y una congoja en el pecho que
no me deja respirar.
Y es que no sé cuándo perdí
la batalla, creí seguir en la lucha…pero algo me dice que ya no hay
tiempo.
Dicen que las mujeres a partir de los 50 nos volvemos
invisibles, pero para que eso sea cierto, primero tuvimos que ser visibles
alguna vez. Nunca fui de esas.
El desplome de los cielos casi todos los días, se me empieza
a hacer cuesta arriba.
Tampoco quiero escribir solo de la negrura de mis días. La
vida también tiene microsegundos de luz.
Que estoy sola lo supe en mitad del gentío y con las
puñaladas con sonrisa. Nadie es del todo imprescindible, pero la soledad debe
ser querida, nunca impuesta. Nada hay nada más falso que las caricias no
sinceras, y los abrazos que solo buscan respuestas.
No hay día sin deriva
ni tarde sin ocaso,
ni amistad sincera
….
nubarrones de miedo y de hiel
(volvemos a las negruras…dejamos la negrura)
He crecido en el llanto y nunca dejé de buscar nuevos brotes
en la tierra que regué con mis lágrimas. Nacemos labradores de nuestro tiempo,
y las cosechas son las que plantamos. Algunas veces se agostan y otras se
encharcan…pero solo depende de cómo cuidemos nuestro campo…
(racionar las palabras para no gastarlas, guardar para
momentos de sequía ...)
Gracias por compartir tus emociones con bellas palabras. Espero que los momentos de luz y calor florezcan a tu alrededor. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Javier, un placer verte por mi rincón. Perdón por tardar en responder, hace tiempo que no reviso los comentarios. Abrazos.
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