Hice en trizas las angustias,
esas que socavan el alma
y la dejan sin apoyo ni fuerza.
Una brizna de sentimientos puros,
hizo diana en la abertura
del corazón quebrado
por veintiocho partes.
Nunca supe disimular lo que no me gusta.
Nada es cierto ni es mentira.
Todo depende de quien lo recuerde
y de cómo te sientas.
El azul es más azul
cuando la brisa juega a tu favor.
El gris es negro
cuando la mañana viene cargada de tormenta.
Nunca supe fingir ser otra cosa
que este manojo de incertidumbre,
que tira piedra contra su tejado,
y sólo ve la paja en el ojo propio.
Los pasadizos al país de Todo-es-posible,
tienden a dejar crecer enredaderas
que taponan la entrada
y te atan de pies y manos en el camino.
Nunca supe decir más a pesar de saberlo.
Búscame si me
necesitas,
nunca supe
esconderme.
Siempre dejo al
descubierto
los ojos,
el alma
y tres o cuatro
abrazos de sobra.
"Nada es verdad ni es mentira..." decía el poeta. Tus versos siguen su huella.
ResponderEliminarUn abrazo.