Llueve.
Tintineo incesante
constante,
intenso.
Aguacero en el que se ahogan
los desastres naturales de mi vida.
En apenas unos centímetros,
se van por el desagüe llantos sin pañuelo.
Clepsidras de lágrimas.
Plañir.
Lavar por dentro y por fuera.
Sofocar incendios
que arrasan y asolan
segundos,
minutos,
días…….tiempo.
Camino de llanto
y cielo gris…amenazando agua.
Fluir.
Dejar correr regueros de agua limpia, nítida y clara….dejarse
llevar...cual barquito de papel,
a la deriva, sin rumbo fijo.
Bucear en un charquito
para buscar tesoros de “andar por casa”.
Cuando el chaparrón es fuerte,
las botas de agua
y el paraguas de colores
son el mejor remedio para el tedio.
Líquido elemento
elemental
para limpiar,
para chapotear,
para eliminar de
golpe
los nubarrones que
algunos días se forman en mi cielo.
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