Peregrina soy,
en este camino de suelo árido y cielo nublado.
Viajera incansable
que transita y deambula por terrenos agrestes
y manto de niebla y tedio.
Busco un brote entre dos rocas,
y un manantial entre espinos.
(Donde menos esperas encuentras alivio).
Pondré una luna en tu cielo
y un mar en tu suelo.
Quiero ser hogaza de pan para tu hambre de alma.
Ser agua fresca para la sed de tus ojos.
Ser cobijo para tus días de desamparo
y pulir así mi ser mientras acomodo el tuyo.
Aunque mi cielo sea gris y mi tierra árida
sacaré de entre mis manos y mis pies
las caricias que te curen y el apoyo en tu camino.
(No busques dioses en mí, soy solo un abrigo).
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