aromas añejos de infancia y luz.
Es en el nombre de las cosas
donde se buscan los recuerdos
y es en los recuerdos donde se pierde el alma.
Nada es claro ni oscuro cien por cien,
en el matiz está la esencia.
Ya no gasto saliva ni pluma en dar explicaciones,
soy como ves, ¡a
transparente no me gana ni el cristal!
Crecí con la sonrisa abierta,
y aunque el tiempo me la borró durante un tiempo,
decidí prendérmela con alfileres de vida
y así ya nunca la volví a perder.
Solo veo a quien quiere verme,
mis ojos ya no buscan lo que no quiere ser visto.
Una mañana me levanté con el alma rota,
y desde entonces estoy pegando los pedazos
y aprendiendo a vivir con las grietas.
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