Sobre la mano
tengo aún pendiente de soltar
tres palabras dormidas.
Sigo esperando
a que les salgan las alas
y poderlas lanzar a
vivir
sobre este manto blanco
que espera turno para empezar.
Hay querubines anunciando el nuevo día,
pero los verbos
aún están en infinitivo
y pendientes de conjugarse.
Los nombres andan triste
porque los adjetivos no dejan de objetar.
Los artículos se hicieron fuertes
en este papel arrugado,
y forman un bosque de árboles sin hojas…
Si no pongo orden en este caos de letras locas,
los versos no nacerán,
las historias seguirán dormidas
y los cuentos permanecerán en la nada oscura.
Necesito escribir.
(23 de abril, día de libro)
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