Delante del espejo,
en un absurdo acto de auto-aceptación
una voz como susurro hilarante,
socarrón y burlón me dijo
-Acaríciateme el alma,
acéptateme como eres.
Absurdo mensaje, pienso,
no tiene sentido.
Reparo las grietas
que el tiempo hizo en
la autoestima,
aunque cada grieta
dejó fisuras imposibles de arreglar.
Y de nuevo el susurro,
ahora menos burlón y más cierto.
-Acaríciateme el alma,
acéptateme como eres.
en un absurdo acto de auto-aceptación
una voz como susurro hilarante,
socarrón y burlón me dijo
-Acaríciateme el alma,
acéptateme como eres.
Absurdo mensaje, pienso,
no tiene sentido.
Reparo las grietas
que el tiempo hizo en
la autoestima,
aunque cada grieta
dejó fisuras imposibles de arreglar.
Y de nuevo el susurro,
ahora menos burlón y más cierto.
-Acaríciateme el alma,
acéptateme como eres.
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