Cuando me nazco
hay una primera luz en mis ojos,
un primer silencio en mi boca
y un primer suspiro en mis manos.
Con paso torpe
desperezo los pies
y camino dubitativa
buscando un primer aroma a nuevo.
Busco un primer surco en la tierra,
una primera semilla por germinar,
un primer rayo de sol
y una primera gota de rocío…
(Si no me invento un primer “yo”
con cada aliento del nuevo día,
se me cierran las puertas del alma)
Escribo un primer verso,
un poema que respira,
un fragmento de tiempo
empapado de llanto y gloria.
Describo con mil palabras
un fragmento de un minuto roto,
o el despliegue de colores en el iris del ocaso.
Y relato,
y cuento,
y digo,
y verso a verso
me desgrano, despliego, derramo…y quizá entonces me crezco.
hay una primera luz en mis ojos,
un primer silencio en mi boca
y un primer suspiro en mis manos.
Con paso torpe
desperezo los pies
y camino dubitativa
buscando un primer aroma a nuevo.
Busco un primer surco en la tierra,
una primera semilla por germinar,
un primer rayo de sol
y una primera gota de rocío…
(Si no me invento un primer “yo”
con cada aliento del nuevo día,
se me cierran las puertas del alma)
Escribo un primer verso,
un poema que respira,
un fragmento de tiempo
empapado de llanto y gloria.
Describo con mil palabras
un fragmento de un minuto roto,
o el despliegue de colores en el iris del ocaso.
Y relato,
y cuento,
y digo,
y verso a verso
me desgrano, despliego, derramo…y quizá entonces me crezco.
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