Hoy me pinto la nube gris con brocha de tiempo, para poner imagen a los recuerdos perdidos. A los instantes que se quedaron agazapados, entre rocas de gigantescos volúmenes.
Hoy le pongo cara a la mañana de cuchillos de sal que trajeron heridas las horas futuras.
Le pongo nombre a la distancia que se abrió en la brecha temporal entre lo viejo y lo nuevo.
No me cubro la cara cuando miro al espejo, aunque la imagen temporal me diga que lo que veo ya nunca será. La distancia nos regala, un escenario más nuevo y mejor de lo que la realidad esconde. Y es que ponemos lazos donde hubo harapos y luz donde el candil ya había muerto.
Le regalamos un nuevo aroma a las estancias de aire viciado…..los recuerdos nunca son un reflejo de la realidad, almibaramos los momentos y el tiempo se encarga de borrar instantes y depositar otros nuevos.
Me recuesto en el hombro de la imagen imponente de mi infancia, escuchando unos cánticos de juegos felices. La vida es tan larga y efímera al mismo tiempo, que no veo más allá de ese momento.
Ya no queda ni uno solo de aquellos rayos de sol prendidos en las trenzas, pero el aroma a leche caliente, a leña de hogar y a ternura infinita….eso se quedó prendido con alfileres en las cortinas de las ventanas de mi vida.
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