Escarcha.
Escarcha en la mirada.
En la sombra que proyecto
sobre el césped de mis
estancias faltas de rayos,
de soles y de lunas.
En las hojas de los libros
que tengo por escribir,
voy dejando un epitafio.
Una mueca rígida en una esquina,
una mirada de soslayo sin ver.
Camuflaje.
Me mimetizo con los grises
y como un sándwich de tiempo.
El tic-tac se quedó clavado en la garganta.
Bebo un sorbo de anticongelante
pero la escarcha avanza sin descanso.
51 inviernos,
apenas 12 primaveras,
2 veranos
y un otoño que me mira.
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