Antes del alba,
cuando los negros presagios
son casi tangibles.
Cuando los manos yertas
de los sueños muertos y matados,
se agarran al último aliento
de las posibles vidas.
Cuando la luz se proyecta
en oblicuo y alargado,
atrapando en su camino
vanidades y otros desajustes.
Cuando el frío del frío
se instala en la nevera-corazón
y el alma-nívea.
En la antesala del llanto,
y en la pos-sala del miedo.
Antes del alba,
tiritando,
plegando en oscuro,
ovillo de hilo en grito.
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