Construyo castillos de arena
en la playa de los días lluviosos.
La resaca del oleaje
deja restos de piel muerta
y botellas sin mensaje.
Se derrumban los sueños
y se trasforman en arena de nada.
Aprendemos de ver vivir
tanto como de vivir,
pero nos faltan las cicatrices
que son las mejores maestras.
(Para llenar, antes hay que abrir.
Si no abres, no conoces).
Y me dejo llevar en vuelo
a lomos de un Pegaso blanco,
una mañana de grises .
La notas del cielo me dejan ver
que todos los momentos
pueden estar en uno.
Construyo sueños de arena,
una mañana en que abrí todas las puertas.
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