Quiero contar una leyenda hermosa
que habla de un jardín y una bella rosa.
Bajo un cristal ella permanecía,
ajena a vientos y a la noche fría,
muchos colores que la luz abría,
nunca por nada su vigor vencía.
¡Rosita reina de este mi rosal,
luz de mi reino, forma colosal!
Que tu vida no sea dolorosa,
ese es todo mi afán y mi valía
pequeña luz, mi princesa floral.
II
Protegida en su cristalina torre,
la rosa ni anda, ni vive, ni corre.
Tan solo le queda mirar las fuentes,
las bancos repletos de bellas gentes,
bonitos pájaros en los salientes,
los niños que juegan a ser valientes.
Canción de monotonía aburrida,
día y noche pensando en una huida.
La cortina de su vida descorre,
buscando unos lugares más corrientes.
Tristeza profunda en que está sumida.
III
La vida se le pasa entre cristales
sin poder abrir ni los ventanales.
Lenta agonía de días sin luces,
la vida sumida entre tristes cruces.
En negra soledad cayó de bruces.
¡Mi Rosita, llanto solo produces!
Necesitas amigos, más amparo,
sin miedo a nada, sin ningún reparo.
Buscar nuevas sensaciones vitales,
salir a vivir, tú misma deduces.
Tienes que marchar, aunque cueste caro.
IV
Más una mañana de primavera
con una nueva luz, la luz primera.
Se acercó a la rosa un aventurero,
admiró sus colores lo primero,
alabó su belleza con esmero,
pero su propósito era rastrero.
Le habló de marchar con él a la vida,
de recorrer el mundo, de una huida.
Deseosa de ver a su manera,
queriendo vivir un mundo certero,
le dijo que sí, feliz y aducida.
V
Y una mañana comenzó camino,
buscando por fin un nuevo destino.
Sintiéndose muy triste por marcharse,
caminaba mustia, sin consolarse,
piensa que quizá debía quedarse,
pero a vida nueva quiere aferrarse.
Sin saber lo que traerá el futuro,
ella busca marchar sobre seguro.
No quiere miedo, tener desatino,
ella tan solo teme poder liarse.
Vivir bien, feliz, sin camino duro.
VI
Entonces la vida le dio un revés,
este acompañante era un mal traspiés.
Robó su gran fortuna y su belleza,
no era de tan supuesta realeza.
Un mal golpe en su preciosa cabeza
y allí la abandonó entre la maleza.
Tan raudo y veloz partió el muy malvado,
dejando su cuerpo allí abandonado.
Ese hombre tan malnacido y burgués,
que la trató con tan mala torpeza,
ya está lejos de Rosa, desterrado.
VII
Y quiso la diosa fortuna enviar
ayuda certera, alguien de quien fiar.
Un hermoso y muy frondoso Clavel,
que crecía y vivía en el vergel,
de brillante y tan colorida piel,
con semblante amable y de rostro fiel.
Ayudó solicito y amble a la Rosa,
cayó rendido al verla tan hermosa.
Ella nunca supo lo que era odiar,
jamás contuvo en su corazón hiel,
y a este Clavel se agarró presurosa.
VIII
La curó con delicadeza y mimo,
la limpio con dulzura y con estimo.
Las heridas de su cuerpo sanaban,
pero las del alma aún perduraban.
En su morada todos la cuidaban,
pero su gran tristeza no apagaban.
El Clavel la ayudó y estuvo a su lado
y consoló su corazón ajado.
Clavel dice: no llores, te redimo.
Todos con afán su favor ganaban,
él soñaba algún día ser amado.
IX
Con su cariño pasaban los días
con gran dulzura, amor y sin porfías.
Caricias y sonatas, se iban dando.
Cariño y refugio, la va otorgando,
y con todo este querer entregando,
Rosa y Clavel se están enamorando.
Lo celebraban con felicidad,
era muy dichosa esta novedad.
¡No soportaba ver cuánto sufrías!,
le dice un día Clavel recordando,
y que su cariño es cierto, es verdad.
X
Todo en el vergel es candor, ternura.
Se quieren con pasión y con dulzura.
Gran fiesta de boda para esta unión
con regocijo, alegría y canción.
Todos admiran con gran devoción,
El Clavel es un muy buen anfitrión.
La familia de ella está muy contenta,
¡qué gran ser es!, la madre les comenta.
Vestida de gala, gran hermosura,
celebran festejos con emoción.
Rosita es feliz, a su alma alimenta.
XI
Y cuenta la leyenda que aquí narro,
del amor y la pasión sin desgarro.
De la fusión del Clavel y la Rosa
nació una planta nueva y más hermosa.
Del color de la pasión, muy frondosa.
La Rosa roja la más candorosa.
Dicen que el vergel siempre esta florido,
hermoso, aromático y colorido.
A rosa roja no guardes en tarro,
muéstrela tal como es, bella y olorosa.
Encerrar será mandar al olvido.
que habla de un jardín y una bella rosa.
Bajo un cristal ella permanecía,
ajena a vientos y a la noche fría,
muchos colores que la luz abría,
nunca por nada su vigor vencía.
¡Rosita reina de este mi rosal,
luz de mi reino, forma colosal!
Que tu vida no sea dolorosa,
ese es todo mi afán y mi valía
pequeña luz, mi princesa floral.
II
Protegida en su cristalina torre,
la rosa ni anda, ni vive, ni corre.
Tan solo le queda mirar las fuentes,
las bancos repletos de bellas gentes,
bonitos pájaros en los salientes,
los niños que juegan a ser valientes.
Canción de monotonía aburrida,
día y noche pensando en una huida.
La cortina de su vida descorre,
buscando unos lugares más corrientes.
Tristeza profunda en que está sumida.
III
La vida se le pasa entre cristales
sin poder abrir ni los ventanales.
Lenta agonía de días sin luces,
la vida sumida entre tristes cruces.
En negra soledad cayó de bruces.
¡Mi Rosita, llanto solo produces!
Necesitas amigos, más amparo,
sin miedo a nada, sin ningún reparo.
Buscar nuevas sensaciones vitales,
salir a vivir, tú misma deduces.
Tienes que marchar, aunque cueste caro.
IV
Más una mañana de primavera
con una nueva luz, la luz primera.
Se acercó a la rosa un aventurero,
admiró sus colores lo primero,
alabó su belleza con esmero,
pero su propósito era rastrero.
Le habló de marchar con él a la vida,
de recorrer el mundo, de una huida.
Deseosa de ver a su manera,
queriendo vivir un mundo certero,
le dijo que sí, feliz y aducida.
V
Y una mañana comenzó camino,
buscando por fin un nuevo destino.
Sintiéndose muy triste por marcharse,
caminaba mustia, sin consolarse,
piensa que quizá debía quedarse,
pero a vida nueva quiere aferrarse.
Sin saber lo que traerá el futuro,
ella busca marchar sobre seguro.
No quiere miedo, tener desatino,
ella tan solo teme poder liarse.
Vivir bien, feliz, sin camino duro.
VI
Entonces la vida le dio un revés,
este acompañante era un mal traspiés.
Robó su gran fortuna y su belleza,
no era de tan supuesta realeza.
Un mal golpe en su preciosa cabeza
y allí la abandonó entre la maleza.
Tan raudo y veloz partió el muy malvado,
dejando su cuerpo allí abandonado.
Ese hombre tan malnacido y burgués,
que la trató con tan mala torpeza,
ya está lejos de Rosa, desterrado.
VII
Y quiso la diosa fortuna enviar
ayuda certera, alguien de quien fiar.
Un hermoso y muy frondoso Clavel,
que crecía y vivía en el vergel,
de brillante y tan colorida piel,
con semblante amable y de rostro fiel.
Ayudó solicito y amble a la Rosa,
cayó rendido al verla tan hermosa.
Ella nunca supo lo que era odiar,
jamás contuvo en su corazón hiel,
y a este Clavel se agarró presurosa.
VIII
La curó con delicadeza y mimo,
la limpio con dulzura y con estimo.
Las heridas de su cuerpo sanaban,
pero las del alma aún perduraban.
En su morada todos la cuidaban,
pero su gran tristeza no apagaban.
El Clavel la ayudó y estuvo a su lado
y consoló su corazón ajado.
Clavel dice: no llores, te redimo.
Todos con afán su favor ganaban,
él soñaba algún día ser amado.
IX
Con su cariño pasaban los días
con gran dulzura, amor y sin porfías.
Caricias y sonatas, se iban dando.
Cariño y refugio, la va otorgando,
y con todo este querer entregando,
Rosa y Clavel se están enamorando.
Lo celebraban con felicidad,
era muy dichosa esta novedad.
¡No soportaba ver cuánto sufrías!,
le dice un día Clavel recordando,
y que su cariño es cierto, es verdad.
X
Todo en el vergel es candor, ternura.
Se quieren con pasión y con dulzura.
Gran fiesta de boda para esta unión
con regocijo, alegría y canción.
Todos admiran con gran devoción,
El Clavel es un muy buen anfitrión.
La familia de ella está muy contenta,
¡qué gran ser es!, la madre les comenta.
Vestida de gala, gran hermosura,
celebran festejos con emoción.
Rosita es feliz, a su alma alimenta.
XI
Y cuenta la leyenda que aquí narro,
del amor y la pasión sin desgarro.
De la fusión del Clavel y la Rosa
nació una planta nueva y más hermosa.
Del color de la pasión, muy frondosa.
La Rosa roja la más candorosa.
Dicen que el vergel siempre esta florido,
hermoso, aromático y colorido.
A rosa roja no guardes en tarro,
muéstrela tal como es, bella y olorosa.
Encerrar será mandar al olvido.
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