de candela y canela en rama.
De azafrán en los ojos
y frambuesa en los labios.
De luna de plata
y manto de seda que quema.
Hay una rosa de raso en la risa.
Un bruma de niebla tibia
que caldea la estancia fría.
Hay un puchero de barro
con caldo caliente de sueños
y tropezones de pan de alas.
Después de una noche temprana
llega una madrugada tardía.
Con un café endulzado con azúcar de caña,
un buñuelo de brisa y un
pastel de besos.
Hay un día nuevo después de un nuevo sueño.
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