Y de nuevo la vida
saco su puño de hierro
y golpeando en la boca del estómago,
hizo el manso vomitar sangre y miedo.
Los tortuosos caminos,
oscuros y lúgubres como pozos sin fondo,
serpentean por entra las manos
y por entre vetustas piernas,
que sostienen cuerpos cansados,
derrotados y resignados
a un final que desvela una vez más
las injusticias que no sé quién justifica.
Pesada carga de penas y rabias,
llantos y quiebros……….
¿cuándo le dimos permiso al tiempo
para devorar lo que no le pertenece?
Amaneció el dio moribundo……
y de nuevo la vida sacó su puño de hierro.
(En memoria de J.M.S - 5.03.2.019)
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