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¿Que es Entre Palabras?

Este es un espacio donde poner en orden todas las palabras que se agolpan en mi cabeza, en forma de poemas, pensamientos, reflexiones... todo lo que aquí está escrito es de mi autoría, y si algo no lo es nombro al autor.

- Haijin de poesía Japones y Senpai conseguido en la escuela de poesía japonesa "Sociedad secreta del Haijin" con Logan // Sensei de poesía japonesa en el Taller "Haru no Mizu" en Poémame.com

- Responsable del departamento de Rima Jotabé Oriental

- Editora y coordinadora de comunidad en poémame

Amante de la palabra en todas sus formas.
Soy Hortensia Márquez Chapa. ¡Bienvenido/a!

martes, 12 de febrero de 2019

Elvira


Juan se levantaba como cada mañana a las 7’30 h. Ya hacía muchos años que no era imprescindible madrugar,  pero uno se acostumbra a una rutina, y después ya forma parte de tu día a día. Se preparaba un tazón de café (descafeinado por prescripción médica) y leche desnatada (también por prescripción médica) y un par de tostadas del pan sobrante del día anterior. Le gustaba echarles un buen chorro de aceite de oliva y nada más. Hacía su cama y recogía lo poco que el mismo ensuciaba. La ventaja de vivir solo, se decía, es lo poco que uno ensucia.  Esperaba sentado frente  a la tele la llamada de su hija Isabel, y charlaban durante unos 5 minutos. Ella llamaba todos los días para saber que ambos estaban bien. 

[Desde que Elvira (su Elvira) estaba en el centro ingresada, su vida era monótona y aburrida. Añoraba las charlas, los paseos, la complicidad y hasta las discusiones por los pequeños detalles: que ver en la tele, que cenar, cuando salir……..
Uno nunca es consciente de la riqueza que tiene hasta el día que la pierde.]

Se sentaba frente al ordenador (algunas mañanas para charlar con su hijo Jorge que vivía en el extranjero y así les era más cómodo a ambos) para  leer el periódico y descubrir una vez más que las redes sociales vierten más veneno que verdad, pero reconocía que esto le mantenía conectado al mundo. Esperaba, como siempre a que dieran las 10 h., para irse a ver a Elvira (su Elvira).
Siempre le llevaba alguna de las pocas “chucherías” que le estaba permitido y aconsejado llevar. Se sentaba junto a ella y le hablaba de lo que había visto esa mañana en el periódico. De  lo que había hablado con sus hijos, siempre le mandaban millones de besos y abrazos para ella. Volvía a enseñarle las fotos de sus nietos, unas veces las miraba ausente pero otras las besaba con ternura. Le agarraba de la mano y le leía algún libro. Elvira (su Elvira) siempre fue una gran lectora. Amante de la literatura y de la poesía. Había sido profesora de Lengua y Literatura toda su vida.
Ella le miraba, como quien mira a un ser desconocido pero con cariño. Algunas veces (las menos) le reconocía y le abrazaba o le hacía una caricia. Otras le confundía con alguno de sus hijos y le regañaba por no haber recogido su cuarto….pero la mayoría de las veces no decía nada. Estaba ausente, pero con una permanente mirada melancólica.

A Elvira le diagnosticaron alzhéimer hacía ya bastantes años, y poco a poco Juan fue viendo como Elvira (su Elvira) se iba perdiendo en un mundo desconocido para él.

Una mañana una de las enfermeras le dijo a Juan lo que admiraba el cariño y la devoción con la que todos y cada uno de los días del año, sin faltar uno, iba a pasar el día con su mujer, a pesar de que ella la mayoría de las veces ni le reconocía. A lo que Juan le respondió.
-          
o           -   No es nada extraordinario, es algo muy normal, porque ella siempre será Elvira, MI ELVIRA.


2 comentarios:

  1. El cariño bien palpable en tu relato.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, esa era mi intención. Me alegro de que se perciba. Saludos :)

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