el alma grita triste desde su plato vacío.
La cuchara reivindica sopa caliente
para las entrañas frías.
Vaso vago y mediocre,
en bodegón sin lumbre ni vino.
Pase la vista por lo no visto,
y descubrí la
servilleta arrugada,
junto al tenedor sin dientes.
Parada se quedó la tarde
sobre las sombras que proyectan
las botellas vacías sobre el alféizar de la ventana.
La mediocridad se hizo fuerte
en cada rincón de este limbo de mugre.
Cierro puerta y abro ventana………
la luz de la mañana trae pan sin llanto,
y lumbre en caldero nuevo.
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