Entre paréntesis te nombro,
no quiero que las letras se escapen.
Pronuncio despacio,
en silencio,
sílaba a sílaba,
saboreado cada sonido.
En mi boca sabes a miel,
y en mi mente a fuego.
Almíbar de vida que alimenta.
Escucho cien luciérnagas parpadear,
al amparo de una noche oscura
en que espero una luz que no acaba de llegar.
Manta de cielo en los hombros
y pañuelo de estrellas en la cintura.
Vi tus pies descalzos,
paseando por un charco lunar.
En mis ojos visión onírica,
y la piel se eriza como tocada por brisa suave.
Sensaciones de los sentidos
que hacen vibrar.
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