Como suspendida
entre corrientes de aire,
levito y oscilo, a merced
de estos vientos caprichosos.
Abajo, mi cuerpo
se mantiene en un gesto
erguido y ridículo,
esperando una orden
o un mandato
que no quiero cumplir.
El aire me bambolea,
y me parece escuchar,
melodías wagnerianas,
que se escapan
entre los siseos del viento.
En el suelo,
la realidad me arrincona,
me invita a un café
amargo y triste.
-Al menos una tostada-
grito y nadie responde.
Bebo un sorbo:
Amargo.
Otro sorbo:
Triste.
Así permanezco,
entre suelo y cielo,
entre mugre y aire,
entre amargo y etéreo,
entre tierra y viento.
Entre mi yo vivo
y mi yo yerto.
Buen trabajo, el ser que espera; "mi cuerpo se mantiene en un gesto erguido y ridículo" sin darse por vencido.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, eres muy amable¡¡¡ Feliz día y feliz semana.
EliminarLa "eterna espera" del poeta...
ResponderEliminarUn saludo.