Y quise mirar la vida
como en un plano secuencia,
de una vieja película en blanco y negro.
Vernos así, desgastados,
cansados y tristes,
pero juntos.
Con la dimensión de las
grandes obras del cine.
Como en una escena
de “Días de Vino y Rosas”,
donde Jack Lemmon y
Lee Remick,
bebían hasta hacerse daño,
y se amaban bebiendo.
Quise buscar la magia
del cine, en la realidad
compleja y simple
de nuestro día.
Nunca tuvimos
días de vino,
ni de rosas.
Ni yo fui “La Novia”
ni tú Rick Deckard .
Ni viviremos en un
mundo surrealista
donde "Amanece, que no
es poco".
Ni nos quedaremos atrapados
esperando "El Ángel Exterminador".
Cine, cine, cine,
más cine por favor,
decía Aute.
Pero lo cierto es
que la realidad nos engulle
y nos impide vivir en una gran pantalla.Que "Los 400 golpes" nunca
serán de "Melancolía",
pero la vida seguro si es
"El Viaje a ninguna parte".
Perfectamente desarrollado este tema tan difícil. Felicidades.
ResponderEliminarUn saludo.