Y nos sentamos a la mesa.
Banquete de olvidos y
de ganas por recordar.
Menú:
Ensalada de fracasos,
con vinagre de rabia
y aceite reparador.
Pasta a los susurros,
con tropezones de caricias y besos,
aderezada con salsa nocturna.
Chuletón a los suspiros,
en salsa de lágrimas y
acompañada de puré de angustia.
Dorada al horno
con sal de resentimiento y
una base de cebolla caramelizada
en dulzura de atardeceres.
Hojaldre relleno
de frutas de la mañana
y requesón de para siempre.
Para beber:
Vino tinto pasión
y blanco
indiferencia.
Café amargo con gotas
de esperanza o
infusión de lo que
pudo ser.
Espumosos de
cosquillas en el alma.
Gracias por acompañarnos,
esperamos que el menú sea de su agrado
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