Espesura en la niebla.
Las luces no iluminan nada.
El camino es oscuro y cansino.
Una luciérnaga para la vista.
Espacio vacío en esta estancia
abarrotada de sentimiento.
Un cuadro fúnebre aquí,
una estatua mueca allí.
Y entre tanto; vacío denso.
Una llama para el alma.
Los pasos se corroen
con el lodo del miedo.
Lluvia acida.
Viento gaseoso.
Y tu mirando sin ver.
Una caricia de piel.
Musitando algo ininteligible,
el aire viciado de la sala
regala notas anodinas.
Murmullo infecto y absurdo.
Una luciérnaga para la vista.
Una llama para el alma.
Una caricia de piel.
Es como un faro que llama y acaricia.
ResponderEliminarUn saludo.