Las palabras gastadas por el uso,
pierden su esencia
y se vuelven vacías.
Un amor mío,
repetido con desgana
tiene sabor a rancio.
Pulular por el vocabulario
insistiendo en hacer hincapié
en las mismas palabras
que ya son borrones,
desprovistas de fuerza y
apagadas de verbo.
Palabras prostituidas,
mal usadas,
vendidas,
marchitas,
cansinas,
con olor a taberna sucia y alcohol barato.
Las palabras gastadas por el uso,
siguen buscando renovarse.
Tienen razón tus versos, aunque muchas veces precisemos esas palabras "usadas y rancias"
ResponderEliminarUn saludo.