Sobre una tela de sueños,
tendí algunos objetos viejos
y me hice un atadillo con ellos.
Esos que siempre me acompañan
cuando comienzo un viaje
al país de “no sé por qué siempre vuelvo aquí”.
Desprovista de uñas,
araño con piel la cara oculta de este día.
En el espejo sólo veo mi nuca.
Con una maleta repleta de “¿pero otra vez?”,
“¿por qué? “y otras tantas cuestiones estúpidas
que no tienen respuesta,
regreso al mismo punto de siempre.
Conciencia inconsciente
que vuelve sin haber partido.
Miro el reloj y espero a que pasasen los minutos.
No veo el momento en que este viaje termine.
No deshice ni la maleta,
me quedé con lo puesto.
A lo lejos silba un tren sin maquinista,
es hora de regresar de
donde nunca partí.
¡Viajera con pocas luces al tren¡
¡Pi-pi-pi!
También nos pasa a otros "viajeros" de la vida, Hortensia. Bonitos versos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz jueves.