en la solapa de una gabardina gris.
Los días de agua
piden sonrisas húmedas
y olor a carmín fresco.
Yo no corro cuando
llueve.
Me gusta mojarme y chapotear en los charcos.
La niña se me revoluciona y me saca colores.
Cinco dedos bailan sobre la mesa,
y yo canto al son que ellos tocan.
Me levante juguetona con la vida,
a pesar de que ella se puso el pantalón de cuadros.
Le reto a una partida de ajedrez,
(tendré que aprender a jugar un día de estos,
pero ella no sabe que yo no sé).
Sale el sol por el dobladillo de mi falda,
y la mañana parece que se arregla.
El arcoíris pinto el cielo,
de nuevo llueve.
Yo no corro cuando
llueve.
Preciosos versos, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.