Madrugada de verso suelto
y mano ágil.
Sutil equilibrio entre estar y sentir,
entre ser y querer.
Desplomo los brazos sobre un lecho de palabras.
Los días huelen a tinta y sangre azul de medianoche.
Con hilo de seda y lino
te coso un poema con remates en coral.
Por ser tú,
lo envuelvo en pañuelo de abrazos míos.
Llevan mi esencia, mi aroma, mi luz.
Madrugada de alma en vuelo,
y boca en beso.
De tres terrones de azúcar
y una pizca de sal.
De palabras sin terminar y
susurros que hacen cosquillas.
Madrugada de luz en ámbar,
de miel y sueño,
y de cortinas que vuelan,
entre la ventana y el cielo.
Preciosa madrugada la que describen tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz miércoles.