Tres lágrimas
derramé:
una por lo fui,
otra por quien se fue
y la última por lo que nunca seré.
¡Gotas de colores!
Por los caminos áridos
derramé lluvia sin tormenta.
Una semilla en cada charquito.
Brotaron ramas como brazos.
Los golpes y caricias se suceden
en un alocado dislate de cariños y odios.
¿A dónde llevará esta senda sin sentido?
Áridos campos,
áridas manos,
áridos ojos.
La sequía quiebra los labios,
y las palabras brotan arenosas.
Me humedezco los labios
con las tres lágrimas.
Ya no queda más agua ni más lamento.
Pero serán fecundas esas lágrimas de tu protagonista ya que sus colores recobrarán la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.