En el puño de la mano,
llevo guardado un vuelo de noche.
De esos que te dan vida,
y aire para ensanchar pulmones
y ganas de gritar.
Lo guardo para un momento especial.
(Ya no tengo muchos).
En el aliento de mi boca,
llevo escondido un suspiro.
En una tarde de labios
que chocan y quieren,
lo dejaré salir, despacio, suave, tenue.
En los brazos abierto,
tengo colgados muchos abrazos:
fraternales,
amorosos,
camaradas,
de consuelo.
(los falsos los descolgué cuando la tarde empezó a ser
mañana).
En la mirada de frente,
llevo escritos 2 nombres,
miles de imágenes nuestras,
una silueta protectora y
un deseo con suerte.
Por eso se guarda, (o guardamos), aquello que verdaderamente merece la pena.
ResponderEliminarUn abrazo.