Déjame volar en pos
de una noche de caricias.
Apenas unos segundo
bastan para sentir
cien años de cariño.
Desde aquí,
puedo ver esa estela
que fue dejando tu paso,
cuando la pluma de tus manos
hizo edredón con mi cuerpo.
Y la luna se hizo mundo
para cubrirnos los miedos.
Ya no tiemblo,
ya no tintinean mis huesos,
sólo el roce de tu mirada
apacigua el desasosiego.
Cubre las angustias
ancestrales y regálame
unos segundo de amor,
como cien años de cariño.
A veces se piden esos "segundos de amor", como hace tu protagonista, en contraposición a tantos años de cariño deseados...
ResponderEliminarUn abrazo.