En el vaso vacío
con resto secos de café,
la cuchara reposa
contra el cristal .
Los segundo parecen microeternidades
y la eternidad una quimera.
Me abofetea el olor a lentejas quemadas,
y me esfuerzo por salir de este trance anodino.
Una mosca recorre la cuchara
chupando los restos de café.
¡Menudo día de mierda¡
Me desperezo con esfuerzo,
y retiro el guiso del fuego.
Tendré que cocer un poco de pasta.
Dejó de llover,
se quedó buena mañana,
antes de nada me daré un paseo
para sacar las polillas del cerebro.
Cojo un libro de poema,
“Sin Coraza” de Javier Hortal y
me lo llevo para leer en la cafetería mas cercana.
Al final, seguro,
que terminaré adorando este día.
No hay nada como poner
un poco de ganas y un mucho de buena poesía.
Seguro que sí, y que tu protagonista recupera la sonrisa con la poesía.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz jueves.