Un dolor me atraviesa,
recorre mi cuerpo
de norte a sur
y se expande de costado a costado.
Me encojo,
me doblo,
me hago refugio
y no consigo nada.
Un sudor frío
recorre mi espalda curvada.
Me abstengo de llorar,
me da miedo echar más sal
a este mar de demonios y angustias.
Permanezco así…no sé
un minuto, un año…un tiempo.
Alguien abrió una ventana
por donde se cuela una mano salero.
Absorbe la humedad sobrante,
y con los dedos desenrolla mi cuerpo.
Me viste de caricias y de nuevo me renuevo.
Comienzo otra vez, otro instante, otro momento.
Pero sé que el dolor se quedó escondido,
esperando, al acecho….hasta entonces
seguiré poniéndome una sonrisa,
color en los ojos,
y un corazón reparado
y una luz en el pelo.
Seguro que el corazón reparado hará vibrar esa luz en el pelo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes.