Mañana de frío ancestral,
me saqué los abrigos del cuerpo
y ahora ya no hay quien caliente.
Por los pasillos pobladitos de caramelos de hielo
los recuerdos hacen un tour por
frías nostalgias,
gélidas miradas,
congeladas caricias,
escarcha de besos
y la más sobrecogedora de todas las atracciones:
cuerpos pétreos en posición de súplica.
En tiempos de amor escaso
los espejos nos sirven de apoyo,
fabricando una realidad de compañías
que se esfuman cuando te mueves.
Busco un mechero en tus ojos
para calentar mis manos,
pero sólo encuentro canicas de colores.
Busco un mechero en tus ojos
para calentar mis manos,
pero sólo encuentro canicas de colores.
¡Soledad de soledades en el alma fría!
Mañana de frío y de lluvia para celebrar la primavera.
ResponderEliminarUn abrazo.