se forman charcos de nostalgia
en el jardín de esta casa aislada.
Y no sé si chapotear en ellos
o secarles con mechones de cabello.
Una luciérnaga revolotea entre mis dedos,
dibujando corazones y lágrimas.
Miro tu cara y veo tu esencia.
Con la mano llenita de luces
acaricio el espacio que te recorre.
Y vuelvo a sentir la misma esencia de antes.
Cuando por fin te desvaneces
en la neblina de la noche.
La luna llorona comienza de nuevo
una canción de suspiros y lamentos
y yo chapoteo en los charquitos.
Mucha ternura en estos versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermosa la canción con esos suspiros y lamentos que recibimos de sus ojos...
ResponderEliminarUn saludo.