Hoy me duele.
Los cosidos aprietan
en cada puntada.
Más vale roto que mal remendado.
Me lo digo tantas veces.
Por los costurones del tiempo,
comienzan desgarros de desgaste.
Y no sé si coger aguja e hilo
o grapar sin mesura.
Me ajuste un traje
que ya me viene pequeño,
encogió de tanto llover encima,
lágrimas de olvidos,
lágrimas de ausencias.
¡Hasta las fotos me ningunean¡
Con rabia y miedo,
me arranco esta ropa que ya no me viste.
Y tejo una manta de sueños, suave y amplia.
Cuando la termine, me cubriré con ella
y comenzaré por fin,
sin costurones ni cosidos que aprietan.
Es conveniente aplicarlo a la vida y revisar "nuestros vestidos del alma"...
ResponderEliminarUn abrazo.